domingo, octubre 17, 2021

 

EL HUEVO, LA GALLINA Y LA JUSTICIA COMUNITARIA

 

por Guillermo Torres López *

 

El dilema sobre que viene primero, el huevo o la gallina, nos muestra que en el razonar del ser humano se exige y es básico un  orden o sucesión de pensamientos que nos lleven a conclusiones. Las cosas, las normas, los sistemas, son fruto de sus antecedentes. No pueden las consecuencias entenderse sin los elementos que las provocan.

Esta introducción viene a cuento en relación a la justicia comunitaria, que en esta legislatura se ha convertido en un proyecto de ley promovida desde la burocracia estatal. Luego de las disquisiciones que siguen volvemos a la gallinita.

Para nadie es misterio el retroceso del estado boliviano, donde intelectuales que sólo son conocidos en el país, pretenden crear una república que refleje la realidad encontrada por los conquistadores españoles hace 500 años.

Y pese a que el lector boliviano sabe que, con más canela o más blancura, esta tierra es lugar de mestizos, y que indios ya no quedan salvo los selvícolas de la amazonía y que la vuelta de la tortilla a favor de los aborígenes es más discurso que realidad, sesudos antropólogos y oportunistas de siempre quieren hacernos creer que Atahuallpa esta vivito y coleando en las alturas del ex Tahuantinsuyo.

Ninguna importancia tendría estas posiciones, excepto cuando se convierten en verdades y razones de estado. Es allí que la extravagancia sumada a la ignorancia hacen la sopa del envenenamiento y la confusión nacional, circunstancia agravada aún más cuando pretende como fruto una ley.

Mientras la idea de nación es superada en una Europa que hace realidad la integración y junta desde turcos, griegos, germanos, nórdicos y españoles, y que el mundo del siglo XXI se inclina por la integración de mercados y de personas, Bolivia regresa a la época de la conquista y fragmenta el país bajo el ideario de las diversas nacionalidades,  sembrando división y lo que es peor desigualdad jurídica.

“En febrero de 1992 se llevó a cabo la “Primera Asamblea de Naciones Originarias y del Pueblo”, en la que participaron varias direcciones de las organizaciones Originarias e Indígenas a la cabeza de la CSUTCB y la CIDOB, la misma tenía el objetivo de que las Naciones Originarias y el Pueblo cuenten con un instrumento de poder y unidad, que constituya interlocutor válido para el todo el pueblo, que recupere su territorio y sea portador de los contenidos ideológicos de: clase, nación identidad y cultura, para la construcción de un Estado Multinacional, Pluricultural, Plurilingüe, Socialista Comunitario, Democrático con dignidad, participativo, con respeto mutuo entre los pueblos originarios, clase media empobrecida, pueblos mestizos y pueblo negro”. El texto que acaban de leer entrecomillado y que los debe haber dejado sin aliento, es parte de la publicación en Internet denominada “Pueblos Indígenas en Bolivia” [1]

Como pueden constatar esta declaración de variedad no nos da ninguna pista para saber quién es aborigen en esta república llamada Bolivia, y cuantos son los aborígenes y como se llaman, pues como se dice que el país en un pañuelo, creo que no es ninguna utopía inventariar los pretendidos pueblos indígenas y a cada aborigen en particular, con nombre, foto y tamaño de calzado.

Y si ni siquiera sabemos quienes son los aborígenes, ¿sabemos cual es el derecho, consuetudinario o escrito, que manejan? ¿Cuando se habla de justicia comunitaria, qué se quiere decir? ¿No sería mejor, antes de avanzar en estas disparatadas como ilegítimas normas, publicar el manual procedimental de reconocimiento del indígena? ¿Quien es originario o no en este país? ¿Y porqué?

La presunción que la ley es conocida por todos, en que queda respecto del derecho indígena o aborigen. ¿Dónde están los códices quechuas, las normas guaraníes, los compilados aymaras? ¿Se contempla en estas normativas originarias el guisado de Alcalde corrupto, el colgamiento del k’ara libidinoso, el descuartizamiento del cuatrero logrero y camba?

Cuando se define el concepto de cultura, y se señala que ese es uno de los valores que se pretende conservar con esto de la justicia comunitaria, resulta que “ la cultura abarca el conjunto de las producciones materiales (objetos) y no materiales de una sociedad (significados, regularidades normativas, creencias y valores)”[2] (1), lo que obliga a preguntarnos que es primero en esta tarea de entendimiento, es decir el saber cuáles son esas producciones materiales, esas regularidades normativas, antes que reconocerles valor como se pretende en la ley de justicia comunitaria.

Como lo prometido es ley, volvemos a la gallina y su huevo. Qué debe hacerse primero: la Ley que reconoce la justicia comunitaria, o inventariamos a los aborígenes y vemos si somos parte de ellos o no.

¿Quedará alguien fuera de esta lista de originarios? ¿Quedará alguien dentro de esta lista de autóctonos? ¿Los que no apelliden Condori, Mamani, Choquetijlla, serán declarados extranjeros y deberán ir al paredón? ¿Quién va primero, el huevo o la gallina?

Se constata que se pretende legislar una entelequia, una inexistencia. El uso que se haga después de este episodio, de una norma desde el inicio contraria a los principios jurídicos de nuestra civilización judeo-cristiana de seguro dará la razón a quienes ven en la pretendida justicia comunitaria, un sin sentido y una clara violación de la igualdad ante la ley.

 

 

 

 

 

*  El autor es abogado y profesor universitario.



[1]  http://www.amazonia.bo/historia_p.php?id_contenido=1

 

1 comentario:

Sahv dijo...

Al final la ignorancia es la peor enfermedad de los pueblos, vivimos en tiempos dónde el pensamiento lógico está en franca extinción.