por Guillermo Torres López
No compartimos los datos y las conclusiones que bajo el nombre de «Milagro chileno y pobreza boliviana» maneja doña Lucía Azcárraga Seifert. En este artículo, publicado en el matutino La Razón , de la ciudad de La Paz, la autora trata de responder a su propia pregunta ¿Por qué Chile es uno de los países más estables y de mayor crecimiento de la región mientras que Bolivia es de los más pobres e inestables? Azcárraga señala en su nota, a modo de conclusión «La democracia, el consenso y el respeto por la diversidad de pensamiento minimizan la probabilidad de cometer errores imperdonables además de crear el ambiente más propicio para la generación de riqueza y la estabilidad», siendo esa básicamente su explicación y respuesta a la interrogante que plantea.
Si bien la postura de la articulista puede ser entendida como políticamente correcta en la Bolivia del 2006, no es menos cierto que contradice en sus fundamentos y manejo de datos a la realidad económica de Chile y a las explicaciones que actualmente se dan al desarrollo de su economía.
Afirmamos que la autora equivoca en su interpretación las variables de manejo para la comprensión del problema. No se trata si Pinochet y su gobierno son los artífices del éxito económico chileno, o si este se debe a los sucesores en el poder, elegidos democráticamente y en general de una línea izquierdista o demócrata cristiana. Demostramos a continuación la afirmación realizada.
El error de la articulista nace de pretender reducir un fenómeno económico a uno político, pues revela una equivocada interpretación de ambos, punto sobre el que volvemos más adelante.
Señalamos que los datos de base del artículo no son correctos y que llevarán a una conclusión errónea. La autora dice «En 1970, Chile era un país industrializado y educado, con cierta base democrática y capitalista mientras que Bolivia carecía de todo aquello.» Sin embargo no aclara que desde 1950 a 1970, Chile crecía al 1,6% anual, siendo el país con el crecimiento más bajo de la región latinoamericana (1).
Cuando la escritora dice «Si Pinochet hubiera fallecido 10 años después de su sangriento golpe, hubiera muerto como el destructor de la economía chilena.» más allá de la simpatía o el odio que se pueda tener con el dictador chileno, es evidente que el dato contradice las investigaciones sobre el fenómeno chileno, llamado «El Milagro Económico» que corresponde al período 1983-1997, cuando la economía chilena creció a una tasa promedio anual de 5,3% en términos de producto por habitante. Este es el ‘milagro’ económico. Hay que destacar que el período entre 1990 y 1997, el crecimiento alcanza el pico del 6,3% anual, siendo Chile el país con el índice más alto de crecimiento. (2)
Si bien durante los gobiernos de Aylwin y Frei, la economía chilena creció a tasa promedio de 4,6% 4,5% anual respectivamente, hubo períodos democráticos con menor crecimiento en comparación con el período autocrático. Los actuales análisis económicos descartan asimismo el tipo de régimen político (democracia/dictadura) como variable explicativa. (3)
A la luz de esta información, que puede ser académicamente comprobada, la afirmación de Azcárraga que expresa «El crecimiento medio durante los 17 años de dictadura fue de apenas 1,5% anual y el porcentaje de hogares bajo la línea de pobreza e indigencia se duplicó. En 1990 retornó el consenso.» se evidencia equivocada.
Aclarados que los datos que maneja Azcárraga no son reales, es pertinente establecer que señalamos, a diferencia de la autora, como el factor fundamental que explicaría el cambio en el patrón de desempeño de la economía chilena, a la drástica reducción de los grados de discrecionalidad en manos del sistema político sobre materias económicas. En Chile, desde la década de mediados de los 70 disminuye la ingerencia del estado en temas económicos, lo que trajo como consecuencia la reducción del espacio para el intercambio político disminuyendo los intentos de los grupos de interés para buscar influir sobre el sistema político para obtener ventajas económicas. La situación de Chile hasta empezados los 70, fue todo lo contrario, es decir se vivieron políticas de amplia intervención política en los factores económicos, provocando el fracaso del proyecto de desarrollo.
La reducción de la intervención del estado en economía, provoca que los actores de la actividad económica queden expuestos al mercado y la competencia. Fue el cambio institucional que redujo la discrecionalidad del sistema político sobre la economía y, con ello, el espacio para el intercambio político, enfrentando a los agentes económicos al mercado y la competencia, lo que impulsó el aumento de la productividad de la economía chilena.
Esa es una de las explicaciones del milagro económico chileno, fenómeno contrapuesto al concepto de desarrollo frustrado de los años 50 a 70 de ese país. Esta explicación que descansa en dato verificables.
No olvidamos que actualmente se discute las teorías de la convergencia, como interpretación técnica de los factores de desarrollo. (4), tema que excede al objeto de estas líneas.
Queda sin embargo la otra mitad de la pregunta, ¿que sucede con Bolivia en todo este tiempo?
A diferencia de otros países de América Latina, donde las manifestaciones del atraso y la inexistencia de los universales de la modernidad son bastante homogéneas, «Bolivia es un país tremendamente complejo para el análisis, dado que junto con exhibir importantes ámbitos que parecieran estar viviendo una genuina dinámica —de al menos 20 años— de profunda modernización y destierro de antiguas Path Dependence, al mismo tiempo, muestra en otras esferas la clara vigencia de algunos procesos que —a pesar de convivir con transformaciones positivas— expresan la hegemonía de factores negativos. Es precisamente esta dificultad de distinguir lo dominante de lo dependiente al interior de tramas históricas complejas la que obliga a ser muy cauto para no incurrir en la superficialidad.» (5)
De una lectura de los proyectos de gobierno que han sido ejecutados hasta la fecha en la segunda mitad del siglo XX, se puede ver que el concepto de cambio y transformación del estado, desde una estructura colonialista a una moderna, ha estado presente en la mayoría de esta propuestas.
El efecto real de estos proyectos es en general bajo, en cuanto al desarrollo, pero es existente. Una explicación del porqué los programas de desarrollo no llegan a plasmarse en realidades se manifiesta en 1) continuidades supervivientes, con algún grado de reorientación, 2) coyunturas de cambio,
caracterizadas por su propia dinámica y, ocasionalmente, 3) coyunturas regresivas y,
4) indicios de nuevas continuidades históricas (6) .
Son muchos los autores que indican que no terminamos de pasar a la modernidad, tanto política como económica.
En este trayecto se inscriben las posturas políticas actuales, entre ellas la Asamblea Constituyente.
Del trayecto hasta la fecha, se rescata la lucha contra la pobreza, que hasta el censo del 2001 se mostraba con avances (7)
A excepción del departamento de Santa Cruz, que presenta el menor índice de pobreza (38.0%), el resto tiene índices de NBI superiores al 50%. En el departamento de Potosí, 79.7% de la población se encuentra en situación de pobreza, seguido de Beni (76.0%) y Pando (72.4%). La brecha en los departamentos con mayor pobreza (Potosí) y de menor pobreza (Santa Cruz) es de 41.7 puntos porcentuales.
Estos resultados, comparados con los de 1976 y 1992, permiten establecer algunas tendencias que revelan avances en las condiciones de vida de la población durante las tres últimas décadas. En 1976, el 85.5% de la población era pobre, en 1992 fue de 70.9% y el año 2001 es de 58.6%.
En el periodo intercensal 1976-2001, la disminución de la pobreza en promedio fue de 1.08 puntos porcentuales por año, en tanto que de 1992-2001 el ritmo de reducción es más acelerado, de 1.33.
Volviendo al tema, si bien la opinión de Azcárraga sólo tiene la relevancia de ofrecer una concepción simple sobre un problema que es mucho más complejo, no es aconsejable un manejo inexacto de datos que llevan a ideas erróneas y en definitiva desinforman.
Citas bibliográficas::
(1) Drago, Mario. "Las bases institucionales del "milagro" económico chileno 1950-1995" Universidad Diego Portales. Santiago. Chile.
(2) Drago, Ob. cit.
(3) Drago, Ob. cit.
(4) Moncayo, Edgard. El debate sobre la convergencia económica internacional e interregional: enfoques teóricos y evidencia empírica. EURE (Santiago), set. 2004, vol.30, no.90, p.7-26. ISSN 0250-7161.
(5) Matus, Mario , Obstáculos y promesas del desarrollo desarrollo en Bolivia: Claves históricas y territoriales.
(6) Mapa de Pobreza 2001, editada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en base a los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2001.
(7) Matus, Ob. Cit.
El texto completo, publicado en el periódico boliviano La Razón, el 24 de mayo de 2006,
Milagro chileno y pobreza boliviana
Lucía Azcárraga Seifert*
¿Por qué Chile es uno de los países más estables y de mayor crecimiento de la región mientras que Bolivia es de los más pobres e inestables?
Chile es el país de mayor cultura democrática de América Latina desde la República. ¡Sorpresa! El desarrollo económico no se obtiene en 17 años de fuerza bruta, a costa de la violación sistemática de los derechos de los demás, como nos gusta creer en Bolivia, lo cual es precisamente parte de nuestro problema. Si Pinochet hubiera fallecido 10 años después de su sangriento golpe, hubiera muerto como el destructor de la economía chilena.
América Latina heredó de la colonia un sistema autoritario, intolerante y una economía de extracción. Pero Chile desarrolló el comercio y la libre empresa debido en buena medida, a la menor disponibilidad de recursos naturales y de mano de obra esclava, lo que propició la búsqueda de trabajo, de consenso y de participación ciudadana. En cambio Bolivia y Perú guardaron más profundamente los rasgos coloniales, como el caudillismo, ilustrado en un relato de la Guerra del Pacífico: Luego de la caída de Lima, recorría Lynch el hospital con el almirante Du Petit Thouars, quien no podía comprender el resultado. Lynch se ofreció a explicarle. Se acercó a dos heridos peruanos y les preguntó por separado: ¿Para qué tomó Ud. parte en esta batalla? Yo, contestó uno, "por don Nicolás", el otro, "por don Miguel". Don Nicolás era el presidente Piérola; don Miguel, el Coronel Iglesias. Dirigió luego la pregunta a dos heridos chilenos quienes contestaron: "Por mi patria, mi general". (G. Bulnes, Guerra del Pacífico)
En 1970, Chile era un país industrializado y educado, con cierta base democrática y capitalista mientras que Bolivia carecía de todo aquello. La victoria electoral del socialismo provocó un embargo económico y el retiro de los capitales extranjeros. En 1973 Allende decide llamar a un plebiscito para adelantar las elecciones pero EEUU, la CIA y el ejército lo interceptan a traición el 11 de septiembre. Seguidamente, Chile recibió un multimillonario financiamiento para la empresa privada y la inmensa burocracia de represión armada. Pinochet liberalizó completamente el mercado financiero e impuso una reforma neoliberal excesivamente acelerada, llevando el país a la desindustrialización y al colapso de 1982 que puso fin al tan publicitado "milagro económico chileno". El crecimiento medio durante los 17 años de dictadura fue de apenas 1,5% anual y el porcentaje de hogares bajo la línea de pobreza e indigencia se duplicó. En 1990 retornó el consenso.
De haber votado los chilenos en 1973, tal vez el presidente no hubiera podido hacer lo que le daba la gana y no hubiera dejado la economía tan vulnerable a un shock externo. La democracia, el consenso y el respeto por la diversidad de pensamiento minimizan la probabilidad de cometer errores imperdonables además de crear el ambiente más propicio para la generación de riqueza y la estabilidad.
*Lucía Azcárraga S. es consultora
3 comentarios:
A modo de introducción, aquí le transcribo un fragmento de una entrevista (fijada por “David”)de Lluis Amiguet de Lavanguardia.es al Dr. Amartya Sen, Premio Nóbel de ECONOMÍA 1998:
L.A.–¿Qué le falta al mercado para ser justo?
A.S.–Democracia. Sólo las urnas vacunan contra el hambre. La democracia combate el subdesarrollo con eficacia. Y la prueba la tiene, por ejemplo, en cómo China sin democracia tiene cada vez más millonarios, pero está perdiendo la ventaja que llevaba a India en esperanza y calidad de vida. El desarrollo económico no es posible sin democracia.
L.A.–Yo creía que China avanzaba al galope.
A.S.–Sólo algunos chinos avanzan. Lo cierto es que el capitalismo sin democracia conduce a absurdos como que los chinos tengan que pagar de su bolsillo las vacunas. Y al compararla con la India democrática veo que la ventaja que llevaba China a India se reduce año tras año.
L.A.–¿Por qué?
A.S.–Los ciudadanos más pobres de India acaban de echar del gobierno a unos políticos que no se habían preocupado de ellos... ¡eso es sanísimo! Los próximos políticos se preocuparán más de los pobres o también perderán. En China no pueden votar para corregir así las injusticias. Una oposición democrática en China hubiera machacado a un gobierno que hubiese hecho pagar por las vacunas a los ciudadanos.
L.A.–Los tecnócratas decían que en España sólo sería posible la democracia cuando consiguiéramos 3.000 dólares de renta per cápita.
A.S.–Es una solemne estupidez. También se dijo la misma barbaridad de Pinochet: que el dictador era bueno para la economía.
L.A.–Franco, dicen aún, aseguró con su mano dura el incipiente desarrollo español.
A.S.–Tonterías risibles si no hubieran servido para apuntalar dictaduras. Franco y su dictadura, en realidad, retardaron el desarrollo español, que hubiera sido más justo y temprano con una sociedad civil libre.
Es lamentable que en el siglo 21 todavía se crea que la democracia es solamente "políticamente correcta". Al no creer en la democracia, se niega la igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades. Por eso somos subdesarrollados.
1. La mitad de la crítica de Torres es un plagio de un artículo que resume el libro de Mario Drago, “Las bases institucionales del “milagro” económico chileno 1950-1995”, con puntos y comas (y la falta de ellos) (http://www.udp.cl/comunicados/1004/28/milagro.htm).
2. Torres dice que mi error nace de “pretender reducir un fenómeno económico a uno político”. Y sin embargo, el cambio institucional (al que Torres atribuye el desarrollo chileno) es un asunto de Ciencia Política. ¿Qué profesión tiene Mario Drago? Sociólogo - POLITÓLOGO. Drago trata de explicar el desarrollo a través de una tesis de ciencia política porque él es politólogo. Torres está confundido. Según sus propios argumentos, el cambio institucional indujo un cambio económico. El cambio institucional expuso a los agentes al mercado y la competencia. Un fenómeno político provoca un cambio económico. El mismo Torres me da la razón pero dice que me equivoco. Torres está confundido.
3. Torres quiere creer que “el milagro” es solamente 1983-97. Lo que Torres no sabe es que ése es el “segundo milagro”. El “primer milagro” resultó en papelón por la gran metida de pata del gobierno militar. Pero un alto crecimiento no es sinónimo de desarrollo. Por ejemplo, en el caso de Chile, fue un CRECIMIENTO EMPOBRECEDOR. Las dictaduras sangrientas siempre se hacen gran propaganda como autodenominarse “milagros” para justificar sus atrocidades.
4. Torres dice que mi afirmación “Si Pinochet hubiera fallecido 10 años después de su golpe, hubiera muerto como el destructor de la economía chilena”, contradice al “milagro económico” de 1983-97. Otra vez Torres está confundido. Yo hablo del Chile destruido de 1983 (73+10= 83) mientras que su “milagro” es del periodo 83-97. Torres está perdido en el espacio/tiempo.
5. Torres dice que “Los actuales análisis económicos descartan el tipo de régimen político (democracia/dictadura) como variable explicativa”. Obviamente no se ha enterado de la investigación del muy actual Luciano Reni, (Doctor en Ciencias Económicas, Investigador Asociado al EURISCO y a la Escuela Doctoral de la Universidad de París IX-Dauphine), titulada EL IMPACTO SOCIOECONÓMICO DE LA CONCERTACIÓN PARA LA DEMOCRACIA EN CHILE. El Dr. Reni demuestra que esta INSTITUCIÓN fue clave para la estabilización socioeconómica y jurídica que permitieron el crecimiento de la inversión extranjera. También expone el pobre resultado de la reforma económica de la dictadura como la apertura comercial que enfrentó a los agentes a la competencia del mercado. No hay que confundir reforma institucional con reforma económica. Reni también atribuye el desarrollo a las reformas institucionales iniciadas en la década del 60.
Para entender mejor la relación entre democracia y desarrollo, pueden leer EL AUTORITARISMO HISPANOAMERICANO Y LA IMPRODUCTIVIDAD o su nueva edición EL AUTORITARISMO Y LA IMPRODUCTIVIDAD de José Ignacio García Hamilton. También EL DESARROLLO COMO LIBERTAD y todos los libros y ensayos de Amartya Sen, Premio Nóbel de Economía 1998.
6. Torres dice que “no se trata si Pinochet y su gobierno son los artífices del éxito económico chileno...”. ¿Pero no resulta obvio, desde las primeras líneas, que de eso precisamente trata mi artículo? En Bolivia y América Latina en general, existe una falsa apreciación. Se cree que las dictaduras de derecha son la clave del éxito. Se cree que hay que escoger entre dictadura y desarrollo. Se cree que la democracia es una desgracia que nos impide crecer. Pero como están de moda los derechos humanos, hay que respetarlos, por desgracia. Ésa es nuestra mentalidad. La CIA tiene una gran responsabilidad en esta barbaridad. En nuestros países hemos tenido gobiernos democráticos y “dictablandas” de izquierda pero sufrieron el sabotaje de EE.UU. y la CIA en forma de embargos económicos y golpes de estado (v. archivos desclasificados de la Central Intelligence Agency). En cambio las dictaduras de derecha fueron orquestadas y financiadas por ellos, dando una falsa idea, una ilusión de prosperidad. Además esta falsa prosperidad coincidió con una adicional lluvia de dólares, proveniente de los países petroleros que depositaban sus ganancias en los bancos internacionales, quienes a su vez, nos prestaban. Así fue la época del endeudamiento, donde se creía que los dictadores eran buenos para la economía.
El shock externo fue particularmente duro para Chile porque este país estaba mucho más EXPUESTO que los demás, a causa de la imprudente y violenta liberalización del aparato financiero y comercial, que a don Guillermo Torres le gusta llamar “institucionalidad”. Las empresas comerciales y financieras quedaron EXPUESTAS a la competencia del mercado (como le gusta a Torres). Pero “la competencia produce perdedores” y Chile fue el gran perdedor.
Chile siempre ha sido más desarrollado que Bolivia pero los latinos sólo nos percatamos de ello desde los 80s. Entonces caímos en una conjetura precipitada: que era gracias a Pinochet. Y esa idea nos encantó para replicar en nuestro país porque todos pensamos que estaríamos entre los sobrevivientes y además entre los pocos enriquecidos.
7. Torres dice que me equivoco al afirmar que “En 1970, Chile era un país industrializado y educado, con cierta base democrática y capitalista mientras que Bolivia carecía de todo aquello” porque entre 1950 y 1970 Chile crecía al 1.6% anual, el más bajo de la región (según www.udp.cl). El hecho de que creciera poco no significa que era tan subdesarrollado como Bolivia. Por ejemplo, el 2005, el crecimiento nominal de la Unión Europea fue de apenas 1.7% frente a 10.2% de China y sin embargo la Unión Europea tiene un nivel de desarrollo muy superior al chino. En 1970, Chile era mucho más adelantado que Bolivia porque desde la independencia, entre escaramuzas, se trató de orientar las políticas hacia la “modernidad”, el capitalismo, la industria y la democracia (a pesar de que el voto universal fue otorgado sólo en 1970). En cambio Bolivia guardó más profundamente el feudalismo y la economía colonial de extracción. Además, durante la década de los 60, Chile adoptó el lema de “crecimiento con equidad”, que lo distanció bastante de la gran brecha persistente en Bolivia.
En Chile las mujeres ya votaban en las municipales. Pero las elecciones son sólo una parte de la democracia. La educación primaria universal obligatoria es una medida democrática vigente en Chile desde 1920.
Otra medida democrática es la libre empresa asociada al capitalismo. Durante la colonia y sobre todo desde la independencia, en Chile por lo menos hubo un incipiente capitalismo estimulado por la necesidad de comerciar y producir para vivir, debido a la menor disponibilidad de recursos naturales y de mano de obra esclava. En cambio en Bolivia, la abundancia de recursos naturales extraíbles incentivó más la costumbre de vivir de las rentas y esclavizar a la gente para conseguir ese objetivo.
8. Torres argumenta que “Si bien durante los gobiernos de Aylwin y Frei, la economía chilena creció a tasa promedio de 4.6% 4.5% anual..., hubo periodos democráticos con menor crecimiento en comparación con el periodo autocrático”. Es extremadamente simplista. La democracia es mucho más que votar cada 4 años. No por elegir al presidente se va a crecer automáticamente. Como dice el Dr. Sen, “el éxito de la democracia depende de la rigurosidad de su aplicación”. Además, los efectos no siempre aparecen inmediatamente. Por eso en mi artículo, me remonto a la colonia para saber por qué Chile es más rico y más estable que Bolivia. Por otro lado, el crecimiento del periodo autocrático fue sumamente empobrecedor por lo que el desarrollo fue pésimo. En cambio, a partir de la instauración de la democracia en 1990, la pobreza disminuyó de 44 a 18%.
9. No sé que será “actual” para
Torres pero considero muy actual que el Dr. Amartya Sen se haya ganado el Nóbel de economía en 1998 por demostrar, entre otras cosas, que LA DEMOCRACIA SÍ ES UNA VARIABLE EXPLICATIVA. Y ACTUALMENTE la ONU sigue reencaminando proyectos de desarrollo basados en esa demostración.
Mi pregunta es ¿Por qué Chile es más rico y estable que Bolivia? Durante la dictadura era un país inestable política, social y económicamente. En los 70s hubo un cambio radical de políticas que causó graves problemas a las finanzas y a las empresas. La apertura comercial hizo quebrar las empresas y dejó miles de desempleados. La apertura financiera causó la libre entrada de capitales especulativos de corto plazo y un severo endeudamiento privado. Luego de 1982, el desastre empresarial y financiero era tan grave que Chile tuvo que sufrir otro radical cambio de políticas y, en gran parte, un retorno a las políticas anteriores y contemporáneas a Allende. El Estado tuvo que subvencionar las empresas y hacerse cargo de los bancos. ¿Qué clase de libre competencia es esa? En consecuencia, en los 80s los chilenos vivieron una nueva época de promesas con la permanente amenaza de una nueva crisis. Esta inseguridad se acabó con el retorno de la democracia.
10. Torres dice ser falso que “El crecimiento medio durante los 17 años de dictadura fue de apenas 1.5% anual y el porcentaje de hogares bajo la línea de pobreza e indigencia se duplicó”. Pero según el INE-Chile, en esos 17 años, el crecimiento medio pc fue de 1.2% y el índice de pobreza aumentó de 20% en 1970 a 44% en 1990.
11. Torres atribuye el crecimiento a la “drástica reducción de los grados de discrecionalidad en manos del sistema político sobre materias económicas”. Me sorprende mucho ya que la dictadura fue el gobierno más corrupto de la historia, donde se arrebató a los más pobres para dar a los más ricos, los amiguitos de la dictadura. Fue la época de las grandes pérdidas del pueblo Mapuche, entre muchos otros. La clase alta privilegiada se fortaleció y se enriqueció a través de las franquicias del gobierno militar. No me parece que ese sea un ejemplo de separación entre política y economía. Los empresarios obtuvieron ganancias extraordinarias gracias a los abusos que cometían contra los trabajadores. Ya que éstos perdieron sus derechos y libertades, se volvieron muy baratos y semi esclavos. No creo que eso sea un ejemplo de libre competencia, libre mercado o libre oferta y demanda.
El problema de Torres y supuestamente de M. Drago, es que le siguen atribuyendo el desarrollo chileno a Pinochet. Sin ningún remordimiento. Como si Chile hubiera sido Bolivia en 1970 y como si ahora fuera muy desarrollado.
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