jueves, mayo 25, 2006

Sobre la ignorancia y los líderes políticos

por Guillermo Torres López *
«Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda», señalaba Marthin Luther King, defensor de los derechos civiles. Esta cita sirve para empezar una disgresión sobre nuestra ignorancia, sus consecuencias, las vergüenzas que nos provoca y en lo posible despertar un afán de redimirlas.
¿Se podrá hablar de una ignorancia nacional? De seguro que muchos entendidos en el arte de las encuestas y de los promedios, podrán adelantar una operación de cálculo, donde la ignorancia promedio es igual a los años de escolaridad, más los años de experiencia, partido o dividido por la edad del individuo, multiplicado por la población en edad de saber y dividida por la cantidad de habitantes de estas tierras.
Sepa Dios cual fuera el resultado obtenido, pero la falta general de instrucción o la falta de conocimiento de una materia dada, manera en que nuestra lengua define el concepto de ignorancia, y por lo tanto de ignaro o ignorante, es un mal común de los aproximadamente 8 mil millones de homos falsamente sapiens con que se nos clasifica entre los animales, aunque a raíz de esta afirmación viene a cuento eso de mal de muchos, consuelo de tontos.
¿Puede el estado, ese ente jurídico y abstracto ser ignorante? La respuesta inmediata es que el solo hecho de preguntarlo demuestra estupidez, una variable de la ignorancia, ya que el estado por muy persona jurídica que sea sólo existe en el cacumen de los juristas y nadie vio al estado caminando por calle alguna. Lo que si es factible es que los estadistas lo sean, a pesar de si mismos, pues «lo que es muy difícil de comprender por los hombres es su ignorancia con respecto a ellos mismos.»
Esto implica que existirán ignorantes hombres públicos que ni se les pasa por la cabeza esa condición de ignorantes en muchos casos supinos, ya que no saben lo que se puede y debe saberse, sobre todo si se es figura pública y líder de masas.
Sin embargo en este juego de vanidades y cosas prácticas del mundo, el ser humano desde antaño inventó formas para ocultar en parte ese desconocer, sobre todo en materias específicas, donde el no saber no es pecado. Ahí se inventaron los voceros oficiales, las relaciones públicas, los asesores y toda la larga lista de los que supuestamente saben. Y si bien no hay estado ignorante, no por eso es menos cierto que el decoro nacional exige que cualquiera sea nuestro país, este jamás aparezca metiendo la pata a través de sus autoridades. Se piensa que si alguien gobierna fue elegido por su sabiduría, nunca por su estupidez. Vana presunción cuando se ve los desaguisados de autoridades que muy frescos de cuerpo dicen barbaridades, como se recuerda las expresiones de un Ministro sobre el valor alimenticio de la hoja de coca, otro que exige un exhorto suplicatorio de un país amigo para un trámite de expulsión de indeseables que no lo requiere, otro que no tiene idea del «agreement» en las relaciones internacionales y que no sabe que las designaciones de embajadores se consensuan.
Creo que más por ignorancia que por malicia o convicción ideológica se va de gafe en gafe, de error en error y de traspié en traspié..
La pena que nos provoca la burla internacional sobre estos entuertos, nacidos del no saber, serían perfectamente evitables, con sólo contratar a unos cuantos versados en estas ciencias o artes. Hacerlo no desangrará el presupuesto nacional, nos evitara que se nos mude la color cada vez que hay que constatar la última metida de pata, y nos dejará dormir tranquilos sin tener que pasar vergüenzas ajenas. Como ven , no es caro y es posible.

4 comentarios:

sandy dijo...

Es increible darse cuenta que, como reza la biblia, cada pueblo tiene al representante que se merece, y es que los que no tienen no pueden y los que cuentan con posibilidad alguna poco o nada contribuyen a un cambio significativo de visiòn, de estabilidad e integración. Así menos se podrá esperar que la ignorancia sea ajena a nuestra vivencia y que se den cuenta que hay algo mas que uno mismo y que el conocimiento no es de uno sino e todos.

Guillermo Torres López dijo...

No me queda clara su aseveración "el conocimiento no es de uno, sino de todos", ¿puede señalar su postura?

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

El problema en cuestión, Bolivia como país democrático que es, escoge a sus políticos como alcaldes, ministros, presidente,etc. Ahora bien , mis dudas son:¿El nivel de ignorancia que hay en el gobierno refleja la ignorancia del pueblo? se que es una desfachatez decir que todos son ignorantes o que todos están bien formados, entonces¿No seria mejor intentar educar e informar a los padres?Si un padre/madre es ignorante ¿Como educar a los hijos?¿Como le puede hablar de política si no se tiene una mínima idea en diferenciar , por ejemplo, comunista y socialista?
Estas cosas hacen que al pueblo lo manipulen,pudiendo decir atrocidades y que nadie apenas se percate de ello e incluso llegar a admitir un argumento ilusorio.