EL HUEVO, LA GALLINA Y LA
JUSTICIA COMUNITARIA
por Guillermo Torres López
*
El
dilema sobre que viene primero, el huevo o la gallina, nos muestra que en el
razonar del ser humano se exige y es básico un
orden o sucesión de pensamientos que nos lleven a conclusiones. Las
cosas, las normas, los sistemas, son fruto de sus antecedentes. No pueden las
consecuencias entenderse sin los elementos que las provocan.
Esta
introducción viene a cuento en relación a la justicia comunitaria, que en esta
legislatura se ha convertido en un proyecto de ley promovida desde la
burocracia estatal. Luego de las disquisiciones que siguen volvemos a la
gallinita.
Para
nadie es misterio el retroceso del estado boliviano, donde intelectuales que
sólo son conocidos en el país, pretenden crear una república que refleje la
realidad encontrada por los conquistadores españoles hace 500 años.
Y
pese a que el lector boliviano sabe que, con más canela o más blancura, esta
tierra es lugar de mestizos, y que indios ya no quedan salvo los selvícolas de
la amazonía y que la vuelta de la tortilla a favor de los aborígenes es más
discurso que realidad, sesudos antropólogos y oportunistas de siempre quieren
hacernos creer que Atahuallpa esta vivito y coleando en las alturas del ex
Tahuantinsuyo.
Ninguna
importancia tendría estas posiciones, excepto cuando se convierten en verdades
y razones de estado. Es allí que la extravagancia sumada a la ignorancia hacen
la sopa del envenenamiento y la confusión nacional, circunstancia agravada aún
más cuando pretende como fruto una ley.
Mientras
la idea de nación es superada en una Europa que hace realidad la integración y
junta desde turcos, griegos, germanos, nórdicos y españoles, y que el mundo del
siglo XXI se inclina por la integración de mercados y de personas, Bolivia
regresa a la época de la conquista y fragmenta el país bajo el ideario de las
diversas nacionalidades, sembrando
división y lo que es peor desigualdad jurídica.
“En febrero de 1992 se llevó a cabo la “Primera Asamblea de Naciones
Originarias y del Pueblo”, en la que participaron varias direcciones de las
organizaciones Originarias e Indígenas a la cabeza de la CSUTCB y la CIDOB, la
misma tenía el objetivo de que las Naciones Originarias y el Pueblo cuenten con
un instrumento de poder y unidad, que constituya interlocutor válido para el
todo el pueblo, que recupere su territorio y sea portador de los contenidos
ideológicos de: clase, nación identidad y cultura, para la construcción de un
Estado Multinacional, Pluricultural, Plurilingüe, Socialista Comunitario,
Democrático con dignidad, participativo, con respeto mutuo entre los pueblos
originarios, clase media empobrecida, pueblos mestizos y pueblo negro”. El texto que acaban de
leer entrecomillado y que los debe haber dejado sin aliento, es parte de la
publicación en Internet denominada “Pueblos Indígenas en Bolivia” [1]
Como
pueden constatar esta declaración de variedad no nos da ninguna pista para
saber quién es aborigen en esta república llamada Bolivia, y cuantos son los
aborígenes y como se llaman, pues como se dice que el país en un pañuelo, creo
que no es ninguna utopía inventariar los pretendidos pueblos indígenas y a cada
aborigen en particular, con nombre, foto y tamaño de calzado.
Y
si ni siquiera sabemos quienes son los aborígenes, ¿sabemos cual es el derecho,
consuetudinario o escrito, que manejan? ¿Cuando se habla de justicia
comunitaria, qué se quiere decir? ¿No sería mejor, antes de avanzar en estas
disparatadas como ilegítimas normas, publicar el manual procedimental de
reconocimiento del indígena? ¿Quien es originario o no en este país? ¿Y porqué?
La
presunción que la ley es conocida por todos, en que queda respecto del derecho
indígena o aborigen. ¿Dónde están los códices quechuas, las normas guaraníes,
los compilados aymaras? ¿Se contempla en estas normativas originarias el
guisado de Alcalde corrupto, el colgamiento del k’ara libidinoso, el
descuartizamiento del cuatrero logrero y camba?
Cuando
se define el concepto de cultura, y se señala que ese es uno de los valores que
se pretende conservar con esto de la justicia comunitaria, resulta que “ la
cultura abarca el conjunto de las producciones materiales (objetos) y no
materiales de una sociedad (significados, regularidades normativas, creencias y
valores)”[2]
(1), lo que obliga a preguntarnos que es primero en esta tarea de entendimiento,
es decir el saber cuáles son esas producciones materiales, esas regularidades
normativas, antes que reconocerles valor como se pretende en la ley de justicia
comunitaria.
Como
lo prometido es ley, volvemos a la gallina y su huevo. Qué debe hacerse
primero: la Ley que reconoce la justicia comunitaria, o inventariamos a los
aborígenes y vemos si somos parte de ellos o no.
¿Quedará
alguien fuera de esta lista de originarios? ¿Quedará alguien dentro de esta
lista de autóctonos? ¿Los que no apelliden Condori, Mamani, Choquetijlla, serán
declarados extranjeros y deberán ir al paredón? ¿Quién va primero, el huevo o
la gallina?
Se
constata que se pretende legislar una entelequia, una inexistencia. El uso que
se haga después de este episodio, de una norma desde el inicio contraria a los
principios jurídicos de nuestra civilización judeo-cristiana de seguro dará la
razón a quienes ven en la pretendida justicia comunitaria, un sin sentido y una
clara violación de la igualdad ante la ley.
* El autor es abogado y profesor universitario.
1 comentario:
Al final la ignorancia es la peor enfermedad de los pueblos, vivimos en tiempos dónde el pensamiento lógico está en franca extinción.
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